Como no se concibe un hombre sin alma, tampoco es posible entender un conductor sin causa. La grandeza de San Martín fue precisamente la de haber sido el hombre de una causa:la independencia y autodeterminación de la Patria.
Los pueblos siempre evocan su pasado de gloria; en tiempos sin apremio para rendir homenaje de agradecimiento y reconocimiento a sus próceres por sus obras, pero en épocas de crisis, hay que buscar en ellos los ejemplos necesarios para enfrentar los grandes desafíos.
Sepamos leer los mensajes de nuestros tiempos.
Sepamos recordar y difundir que no es el prócer de bronce sino que fue un hombre que por sus condiciones de político y militar, no solo debe ser evocado, sino también adoptado como modelo para que tengamos una América como la soñó: libre, soberana, unida y fuerte.
7° grado lo recuerda
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